martes, 5 de marzo de 2024

Saga de la conquista de México, 7. Malintzin (I)

 

Batalla de Centla. 
Mural realizado por el pintor Homero Magaña Arellano, en el Palacio Municipal de Paraíso, Tabasco, México.
*Imágenes tomadas de Wikimedia 


...<Y después de apeados debajo de unos árboles y casas que allí estaban, dimos muchas gracias a Dios por habernos dado aquella vitoria tan cumplida, y como era día de Nuestra Señora de Marzo, llamóse una villa que se pobló, el tiempo andando, Santa María de la Vitoria, ansí por ser día de Nuestra Señora como por la gran vitoria que tuvimos. Aquesta fue la primera guerra que tuvimos en compañía de Cortés en la Nueva España (...) y fuimos a ver los muertos que había por el campo y eran más de ochocientos (...) Estuvimos en esa batalla sobre una hora, que no les pudimos hacer perder punto de buenos guerreros hasta que vinieron los de a caballo. (...) luego enterramos dos soldados y quemamos las heridas a los demás y a los caballos (...) y que en aquella batalla había para cada uno de nosotros tantos indios que a puñados de tierra nos cegaran, salvo que la gran misericordia de Nuestro Señor en todo nos ayudaba (...) y cenamos y reposamos (..) Y dejémosle aquí, y diré lo que más pasamos> 

Sosegadas las hostilidades, al día siguiente, llegaron al campamento de los españoles triunfadores en la batalla, enviados de Tabscoob con prendas para pagar su derrota. Entre los regalos había joyas de oro, jade y turquesa, pieles de animales, animales domésticos, plumas de aves preciosas y 19 jovencitas, entre las cuales venía Malinalli, que los españoles bautizaron como Marina y quien se convertiría en intérprete de Cortés. Ella y Gérónimo de Aguilar harían, en los días cruciales por venir de la conquista el puente idiomático que dio pábulo al entendimiento cabal de lo que ocurría en ese mundo desconocido para los forasteros y el que serviría para trazar la estrategia medular de la conquista: una coalición de los forasteros con los pueblos sojuzgados por el imperio mexica que tenía su origen en la denominada Triple Alianza.

Esta coalición que promovieron los españoles con los pueblos obligados a pagarle tributo a los mexicas, que llevaban casi dos siglos dominando con mano dura buena parte de Mesoamérica, permitió a los pueblos que vivían virtualmente esclavizados entrever la oportunidad de liberarse del yugo y con tal propósito se unieron a los recién llegados. Después, pero mucho después, se darían cuenta de que el sueño libertario era irrealizable y que serían trampeadas sus esperanzas. Pero cuando eso ocurrió ya era demasiado tarde.

Tras los hechos bélicos que favorecieron a Cortés en Potonchán, con los calores de la primavera, hacia finales de marzo de 1519, el capitán y sus huestes fundaron ahí mismo la Villa de Santa María de la Victoria. En ese día celebraron una misa para dar marco religioso a tal fundación, misa que fue oficiada por fray Bartolomé de Olmedo y el capellán de la armada Juan Díaz. El pequeño ejército español permaneció ahí durante un mes antes de embarcarse en abril rumbo a Veracruz, donde empezarían la ruta hacia la ciudad capital mexica, Tenochtitlan. Para entonces, ya habían identificado con claridad la meca geográfica del poder en ese nuevo mundo mesoamericano.

 

Para las efemérides diré en este relato que ésta, la Villa de Santa María de la Victoria, fue la primera población fundada por los españoles a su llegada a lo que hoy es México. Mas la población no pasó la prueba del tiempo y desapareció del mapa poco más de un siglo después. La Villa llegó a ser la capital de la provincia de Tabasco y el lugar desde donde Francisco de Montejo planeó e inició la conquista de Yucatán unos veinte años después de que él mismo hubiera acompañado a Cortés en su fundación. No alcanzó un gran desarrollo como otras ciudades coloniales que le siguieron debido a lo difícil que resultaba para los españoles vivir en un territorio inhóspito para el cual no estaban preparados, rodeado de selva y de pantanos. Por ello una vez que el Adelantado Montejo se asentara en Yucatán en 1542, trasladó su sede hacia la recién fundada ciudad de Mérida. No tendrían ahí la facilidad de un puerto desde donde desplazar sus naves, pero sí un ambiente mucho más salubre y alejado de las amenazas de otros foráneos que no tardaron en querer seguir los pasos de los españoles, hurtando lo que estos estaban conquistando.


Los ataques piratas que empezaban a ocurrir y que terminaron por desolar la región a lo largo del litoral del Golfo de lo que hoy es el estado de Campeche, promovieron el abandono de la zona por parte de las autoridades coloniales y causaron el alejamiento de los habitantes que prefirieron establecerse resguardándose tierra adentro. Esto favoreció la fundación en 1564 de la Villa de San Juan Bautista (actual Villahermosa). Más tarde, en el año de 1641 el virrey de la Nueva España Diego López Pacheco, autorizó que los poderes de la provincia de Tabasco fueran cambiados de Santa María de la Victoria a la villa de San Juan Bautista. Y eso fue lo que causó a la postre que la primera villa fundada por los españoles a su llegada a este país viera sus últimos días. Había la pequeña población nacida del combate, cumplido su finalidad histórica.


Pero retornemos a nuestro relato principal invocando las imágenes y los personajes centrales de la saga que nos ocupa:


Imagen de Marina (La Malinchi), en "The Mastering of Mexico" por Kate Stephens (1916) New York: The MacMillan Company. Tomada de Wikimedia 


Malín, Malina, Malinalli, Malinalli Tenépal, Marina la lengua, Marina la de Cortés, Marina la de Jaramillo, Malinchi,  Rostros todos del mismo personaje que cruza y campea erguida en nuestra historia desde hace más de quinientos años. ¡Y ahí está, la de la imagen imperecedera hasta nuestros días!

Víctima desde niña de las costumbres de su pueblo, nacida noble para ser esclava, dos veces antes de los 20 años de edad entregada como botín de guerra a los vencedores de su estirpe, se asoma a la historia grande en aquel encuentro épico entre dos mundos que se dio al inicio de la primavera de 1519 cuando fue entregada por los suyos a Cortés y su ejército, triunfadores de la batalla de Centla. Diríase, a manera de símbolo brutal, el vencedor de una inicua guerra de conquista unido para siempre en la historia a la representante circunstancial de los derrotados. Llegó el punto, un tiempo después, ya lo relataremos más adelante, en que entre los dos gestan una nueva raza producto del mestizaje y representada por un bastardo de nombre Martín, que está en el origen de esta nación convulsa que es la nuestra, hasta la fecha, y que busca aún explicarse a sí misma y darse solución unitaria. ¡Helas!, sin lograrlo todavía.

<Plumas nacionales y extranjeras valiéndose de la crónica, del poema, la novela histórica, el teatro, el ensayo, el comentario, la monografía, la llevan y traen de la leyenda al mito, alejándola cada vez más de la realidad. Todas han querido traspasar su imagen para dejarla prendida en el papel, como los entomólogos a las mariposas y solo han conseguido deshumanizarla, convertirla en fantasma, olvidando que fue mujer de carne y hueso, cuyo recuerdo permanece en la raíz de los hechos que nos transformaron y que nos dieron patria, a todos nosotros, los mestizos..... Pero lo cierto es que la mención de Malintzin desata pasiones todavía. Para un sector de México, su nombre es a modo de aroma en el nauseabundo ambiente de la conquista; para otro, su apodo, el alias despectivo con que el vulgo la alude, resuena en el idioma nacional a la manera de violento chasquido de látigo, tal una maldición: cuando, en alusión a ella, se dice 'malinchismo', se quiere significar entrega sumisa al extranjero de las íntimas esencias de la nacionalidad. Es a ella a quien se acusa injustamente de haber entregado a su patria...> 
Miguel A Menéndez Reyes, "Malintzin", 1993, Instituto de Cultura de Yucatán.



Lienzo de Tlaxcala (Códice Colonial, 1552).  Detalle: Cortés asistido por Malintzin dialoga con dirigentes del imperio mexica. Trátase de Motecuzoma II según algunas interpretaciones del Lienzo.
Patrimonio de la nación mexicana. Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.
*Imágenes tomadas de Wikimedia 


(Continuará...)



Rodolfo Antonio Menéndez y Menéndez


NOTA a mis lectores: Actividades inaplazables de carácter personal me llevan a ausentarme dos o tres semanas de esta palestra que me brinda generosamente estamosaqui.mx. Solicito de su benevolencia ese lapso que requiero. No me olviden. Gracias.

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