martes, 24 de enero de 2017

Cómo resistir a Trump.....

Guía práctica para resistir a la agenda de Trump (click para ir a la página)

 

Ver la guía completa en el vínculo arriba de la foto.


RESISTIR LA AGENDA DE TRUMP
Donald Trump es Presidente-electo siendo el mayor perdedor del voto popular en la
historia. A pesar de no haber ganado la mayoría del voto, Trump intentará usar a su mayoría
congresional para reformar a los Estados Unidos para proyectar su propia imagen racista,
autoritaria y corrupta. Si los progresistas vamos a detener esto, debemos enfrentarnos de
manera indivisible a Trump y a los miembros del Congreso que obedecerían su voluntad.
Juntos, tenemos el poder de resistir - y tenemos el poder de ganar.


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miércoles, 18 de enero de 2017

Otra vez "Vecinos Distantes"




General Francisco Villa al centro; General Álvaro Obregón, izquierda y General John J Pershing , derecha, encontrándose en el Paso, Tejas en 1914. Dos años después, en 1916, Pershing persiguió a Villa porque éste había saqueado la villa de Columbus en Nuevo México. El general Pershing cruzó la frontera mexicana pero nunca pudo atrapar a Villa que se hizo ojo de hormiga. Pershing tuvo que desentenderse de esta persecución ya que su gobierno lo comisionó para dirigir las tropas estadounidenses que cruzaron el Atlántico en la 1a. Guerra Mundial. Así se burló Villa del ejército más poderoso del mundo y de su General en Jefe. Crédito de la fotografía Associated Press. Pie de la fotografía de Rodolfo Menéndez.

Ver reciente artículo de

New York Times. Enrique Krauze, enero 17 de 2017.


domingo, 15 de enero de 2017

Concierto para piano, Mozart, No. 21, K.467 / Yeol Eum Son



Yeol Eum Son (n. el 2 de mayo de 1986) en Wonju, Corea del Sur es una pianista clásica. Llamó la atención internacional durante su aparición como solista de la Orquesta Filarmónica de Nueva York bajo la dirección del conductor Lorin Maazel en 2004. Recibió la medalla de plata en el Concurso Internacional Chaikovski en 2011, en el que también obtuvo el reconocimiento a la mejor interpretación de concierto de cámara. (Tomado de Wikipedia)

viernes, 6 de enero de 2017

México inflamable por Juan Villoro

México inflamable

Juan Villoro
06 Ene. 2017
(Tomado del Diario Reforma)

Luis Videgaray acaba de inscribirse en la escuela más cara de México. Según sus declaraciones, llega a la Secretaría de Relaciones Exteriores a "aprender". Dispone de una beca anual de siete mil y medio millones de pesos para lograrlo. Su aire humilde preocupa como la calma que antecede a la tempestad. Salió del gabinete por la invitación que hizo a Donald Trump durante la campaña del magnate antimexicano. El gesto fue algo más que un error de protocolo. Se le ofreció un coctel margarita a la persona equivocada y se le otorgó estatura de estadista internacional al adversario que acaba de impedir que mil seiscientos millones de dólares se inviertan en la planta de Ford de San Luis Potosí.

El gobierno de Peña Nieto contribuyó de este modo al triunfo de nuestro acérrimo rival. El descrédito instantáneo hizo que el artífice de la iniciativa, Luis Videgaray, fuera removido de la Secretaría de Hacienda, donde llevó a cabo una asfixiante e injusta reforma fiscal. Con toda razón, Claudia Ruiz Massieu, entonces titular de Relaciones Exteriores, se inconformó con una invitación de la que no estaba al tanto y que agraviaba a México. Hoy el responsable del error la sustituye.

La pregunta esencial es: ¿quién gobierna México? La respuesta de Peña Nieto no deja lugar a dudas: Donald Trump.

Vuelvo al aprendiz de canciller. Durante su gestión en Hacienda sometió a persecutorias auditorías a los empresarios que solicitaban importantes devoluciones de impuestos. Regresa con el orgullo herido a un cargo que no merece y que sólo obtiene por las infaustas carambolas de la diosa Fortuna. ¿Cuánto durará la humildad que estrenó el miércoles pasado? Su principal "activo" consiste en su cercanía al enemigo declarado de los mexicanos. El solo hecho de que haya tomado protesta es una ofensa a la soberanía.

La cartera que alguna vez ocupó Alfonso García Robles, Premio Nobel de la Paz por los Tratados de Tlatelolco, queda en manos de un vendedor de seguros más proclive a defender los intereses de una transnacional que los de sus "clientes locales".

Este descenso en la diplomacia coincide con la subida de hasta veinticuatro por ciento en los precios de la gasolina. Peña Nieto utilizó un recurso para saber si el combustible causa un estallido político: encendió un cerillo. Las protestas no se han hecho esperar, acompañadas de condenables actos de vandalismo. Posiblemente, los saqueos a tiendas y gasolineras son respaldados por grupos deseosos de criminalizar el descontento y evitar que surja una oposición más organizada. Los bots alarmistas en Internet apuntan en esa dirección. Pero el principal responsable es el gobierno. Si la ciudadanía se siente despojada, paga con la misma moneda; en esa confusión, el delito es visto como un acto compensatorio.

El alza a la gasolina es el corolario de la desastrosa reforma energética que permite a empresas extranjeras tener control total para la explotación en aguas profundas y de una política equivocada que desmanteló las refinerías, renunció a la petroquímica y permitió la "ordeña" de los recursos. Con el mismo sentido depredador con que Peña Nieto transforma los parques nacionales en "áreas protegidas" en las que se puede invertir comercialmente, los hidrocarburos se han sometido a los caprichos del corto plazo.

Al inicio de los años ochenta México era el cuarto productor mundial de petróleo. El presidente López Portillo anunció que se administraría esa abundancia. Lo que siguió fue la rapiña. Hoy, México cuenta con combustibles para abastecer la demanda de los siguientes cinco días. Es la medida de nuestro fracaso: un país a cinco días de la parálisis.

En enero de 1994, los zapatistas se levantaron en armas para protestar por el rezago de siglos que agobia a los pueblos originarios del país y la pérdida de soberanía que implicaba la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá. En enero de 2017 la situación es más grave. El dístico de Ramón López Velarde en "La suave patria" vuelve a ser una llamada de atención: "El niño Dios te escrituró un establo/ y los veneros de petróleo el diablo".

2016 fue el año con más violencia en el país desde que Peña Nieto asumió el poder. Ahora ese polvorín ha sido rociado de gasolina. En el centenario de Juan Rulfo, habitamos El llano en llamas.

viernes, 4 de noviembre de 2016

Henequenal. Yucatán.




Zona henequenara de Yucatán, México. Cerca de Izamal. Pencas cortadas y atadas, dejadas a la vera del camino listas para ser trasladadas a la desfibradora. En segundo plano, albarrada típica de la región. Al fondo, henequenal con plantas de aproximadamente 10 años de edad. Agroindustria henequenera yucateca.


Fotografia tomada de una publicación del Gobierno Federal mexicano no sujeta a derechos de autor, acreditable a Pedro Tzontémoc y a Christa Cowrie.



Se autoriza la copia o distribución de este documento siempre y cuando se cite al autor, bajo los términos de la versión 1.2 o posteriores de la «Licencia de documentacion libre de GNU» (GFDL), publicada por la Fundación para el Software Libre, sin secciones invariantes (invariant sections), ni textos de portada (front-cover texts), ni textos de contraportada (back-cover texts).











sábado, 17 de septiembre de 2016

lunes, 5 de septiembre de 2016

La estupidez y la traición

 

La estupidez y la traición

Por: Jesús Silva Herzog Márquez.
(publicado en el periódico Reforma el 5 de septiembre de 2016) 


La historia del poder en México está plagada de abusos y excesos, de trampas y de crímenes, de costosísimas obsesiones y de apuestas absurdas. Podemos hacer un abultado catálogo de frivolidades y de cegueras, de arbitrariedades y fatídicas negligencias. No es difícil encontrar ejemplos del atropello, del engaño, de la ineptitud, de la perversidad, incluso. Pero no creo que pueda encontrarse, en la larga historia de la política mexicana, una decisión más estúpida que la invitación que el presidente Peña Nieto hizo a Donald Trump la semana pasada. A cada cosa, su nombre. Esto fue, y no merece otro calificativo, una estupidez gigantesca. La palabra no es insulto, es identificación de los efectos de un acto. En un ensayo memorable, Carlo M. Cipolla capturó la esencia de esa torpeza. El estúpido no es un tonto, no es un ignorante, decía. Lo que caracteriza a un estúpido es su capacidad para causar daño a otros, provocándoselo simultáneamente a sí mismo. Ser estúpido es dañar a otros sin ganar con ello ningún beneficio. Por eso aseguraba el economista italiano que era mucho más nocivo un estúpido que un malvado. El malvado, a fin de cuentas, saca algún beneficio. El estúpido, en cambio, solo multiplica el daño a su paso.

En la decisión no hay asomo de estrategia. Es imposible imaginar en la invitación al candidato republicano una razonable previsión de beneficio. ¿Alguien se atrevería a decir todavía que la ocurrencia fue un gesto diplomático audaz? En todo el mundo se preguntan: ¿en qué diablos estaba pensando el presidente mexicano al prestarle al peor enemigo de su país la casa presidencial para beneficio de su campaña? Nadie ha encontrado respuesta. Lo que es fácil registrar es la cantidad de efectos perniciosos que ha provocado la visita del demagogo. El Presidente agredió al país. Excusó el racismo de Trump sugiriendo en la conferencia de prensa que su discurso había sido, en realidad, un malentendido y que confiaba en que querría una buena relación con México. Nos hemos sentido ofendidos, dijo, como si el problema fuera nuestra sensibilidad y no la agresión constante de quien tenía en frente. El Presidente ofendió particularmente a los mexicanos que viven en los Estados Unidos y que no solamente escuchan la violencia verbal de Trump, sino que encaran el odio que su campaña ha levantado en su contra. Desalentó a las organizaciones de defensa de los migrantes que vieron, desconsolados, al pendenciero bienvenido por el presidente de México. Al atrabiliario al que ningún líder internacional ha reconocido como digno de diálogo, le permitió aparecer como un hombre de empaque que negocia ya en el plano internacional. Dañó, irreversiblemente, la relación del presidente de México con la candidata puntera de los Estados Unidos. Exhibió a su gobierno como un bulto en caída libre.

No vale la excusa de la inocencia. La estupidez del gesto presidencial no fue una ingenuidad, fue una traición; no fue una muestra de candor sino deslealtad. No suelto esas palabras con ligereza. Entiendo la severidad del cargo y la facilidad con la que el epíteto se lanza. Hablar de la traición presidencial es cosa seria. Me parece, con todo, que el calificativo es justo porque el presidente mexicano terminó siendo un ridículo instrumento al servicio de nuestro más detestable enemigo. La mayor amenaza que México ha tenido en décadas, encontró en Enrique Peña Nieto, a un útil promotor. Si Donald Trump llega a ganar la Presidencia, los historiadores recordarán el 31 de agosto del 2016 como la fecha en que relanzó, desde Los Pinos, su campaña. Vale hablar de traición porque el Presidente ofreció los símbolos del Estado mexicano al narcisista que ha fundado su carrera política en el odio al vecino. Porque calló cuando tenía que hablar, porque se sometió a los caprichos del insolente. Porque su indignidad ante el patán deshonró al país al que representa. Debe hablarse de deslealtad porque Enrique Peña Nieto sometió a la Presidencia mexicana a la humillación.

La intensidad del rechazo que generó el bochornoso encuentro no obedece a otra razón: el país se siente traicionado por su Presidente. Esto ya no es simplemente inconformidad frente a una política, no es un desacuerdo con el gobernante; es desprecio e ira. El presidente mexicano, a dos años de su relevo: entre la burla y el odio.

miércoles, 20 de julio de 2016

Anticorrupción......???



 

Reproduzco el artículo reciente de  Gerardo Fernández Casanova, por su actualidad y oportunidad. También, por supuesto, por lo certero de su contenido.....

LA MORAL NO ES MATERIA DE LEYES

Con bombo y platillo y en ceremonia de altos vuelos se dio vigencia al Sistema Nacional Anticorrupción (SNA); toda una parafernalia legislativa que hará que todo cambie para que todo siga igual, simple gatopardismo. Reitero lo dicho: un sistema anticorrupción diseñado y aprobado por los corruptos no harán más que engrosar burocracias y tapaderas para impedir que los buenos caigan en corruptelas, pero que permitirá a los malos, continuar con sus negocios con plena libertad, salvo el caso de que fuesen estúpidos. El propio Peña Nieto lo confirma con sus ofrecimientos de disculpa, no por haber delinquido en la operación de la llamada “casa blanca”, sino por no haber calculado el efecto sobre la percepción de la sociedad; como quien dice que la operación fue legal, sin cortapisa, pero que adoleció de legitimidad a los ojos de la opinión pública. Más claro ni el lodo.
La legitimidad de algo tiene que ver con normas subjetivas propias de la moral, las que no pueden encajonarse en leyes  sino en actitudes personales y colectivas. Calderón, por ejemplo, pudo manipular para ser un presidente legal, pero nunca pudo ser legítimo, igual sucede con la elección de Peña Nieto. En ambos casos ha sido la “percepción social” –que no las leyes- la que ha determinado su ilegitimidad. Para el político corrupto, tal legitimidad le resulta tan imperiosa como la llamada a misa; se la pasa por el arco del triunfo.
El paquete tan pomposamente instaurado sólo podrá castigar al corrupto que cometa la estupidez de dejar huella comprobable, en cuyo caso no se castiga la corrupción sino la estupidez. Igualmente, el SNA sólo es aplicable a los actos que implican dineros inmediatos, pero no evitan los compromisos a futuros; por ejemplo: Zedillo otorgó la privatización de los ferrocarriles y, a lo mejor, no percibió alguna remuneración por ello; fue hasta después de dejar la presidencia que las compañías beneficiadas le expresaron su agradecimiento contante y sonante al incorporarlo a su consejo de administración.
Todo el aparato legal instaurado no puede evitar que, por ejemplo, un diputado vote una ley contraria al interés nacional, aunque reciba prebendas de parte de quienes la promueven; o que un partido o varios se confabulen para entregar la riqueza del patrimonio nacional a los particulares nacionales o extranjeros, a cambio de mantenerse en el poder, como ha sucedido con las últimas seis administraciones presidenciales.
Es corrupto e ilegítimo que el responsable de la estadística nacional aplique fórmulas diseñadas para producir una información favorable a determinada política pública, como recién sucedió con el Modulo de Condiciones Socioeconómicas del Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática (INEGI) que arrojó una insostenible información de reducción de la pobreza en el país. El asunto no es punible, no obstante expresar una brutal inmoralidad.
Es una tremenda falta de ética que el secretario Nuño, negocie con la dirigencia corrupta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) posibles adecuaciones a la reforma educativa, negándolo a quienes, desde la resistencia y la honestidad, las han demandado vigorosamente. Es una maniobra política válida únicamente para quienes usan las atribuciones de la autoridad para imponer sus intereses.
En fin, el tan celebrado SNA es sólo una estrategia engañabobos para fingir satisfacer a la exigencia social de combatir la corrupción, sin tocar lo mero principal que es la moralidad de quienes detentan el poder. Es este asunto, por cierto, el que coloca a López Obrador en el centro de la agenda política nacional, por más que se empeñen en desaparecerlo los medios de confusión. Su postulado va contra la corrupción, pero sobre todo va por la transformación radical de la forma de hacer política de manera que no tengan cabida los malandrines que la han prostituido.
Correo electrónico: gerdez777@gmail.com         

domingo, 1 de noviembre de 2015

A Yucatán!


¡YUCATÁN ! (189?)
Poema inédito de Rodolfo Menéndez de la Peña.
Tomado de los archivos familiares del autor en posesión de
su nieta  Elma Carrillo Menéndez.


De la América en el centro al mundo muestra su faz
una tierra primorosa como otra acaso no hay.
Su cielo es azul turquino, la besa apacible el mar,
viste el sol de esmeralda su campiña tropical.

Una tierra hospitalaria donde se miran al par,
el amor puro y ardiente, la dulce fraternidad.
Donde virtud y belleza en noble consorcio halláis,
y es la divisa de todos Trabajo, Progreso y Paz.

Donde Minerva levanta sus templos aquí y allá
Sobre los cuales tremola la bandera liberal.
Es la región más preciosa  del pintoresco Anáhuac
y tiene el augusto sello de una sabia antigüedad.

Es la tierra en que Dios premia la constancia y el afán,
donde el agave generoso mil por uno al hombre da.
Es la tierra que yo admiro que idolatro más y más,
donde tengo las raíces de mi universo moral.

Es la tierra prometida de quién por el mundo ¡ay!
sin patria, amigos ni amores, busca un cielo y un hogar.
En la ribera del golfo se yergue, atalaya audaz,
de ilustración y cultura, de grandeza y libertad.

No preguntéis por su nombre, porque cuántos la adoráis,
como yo diréis al punto: ¡Esa tierra es Yucatán!

RM