viernes, 6 de junio de 2003

El mundo contra los ocho

Ellos son 8, nosotros millones

Rodolfo Antonio Menéndez Menéndez, desde París.

“Ellos 8, nosotros millones”, con esta leyenda que parte de la quintaesencia de la democracia se abanderan los “alter mundialistas”, globalifóbicos les llamamos nosotros, reunidos en los alrededores del lago Leman, en esta manifestación multitudinaria que pretende hacer la contra al Grupo de los Ocho*, cuya reunión cumbre ha empezado hoy domingo en Evián -el lugar de las aguas- arrinconados entre los majestuosos Alpes, el lago Leman -compartido geográficamente por Suiza y por Francia- y esta muchedumbre en su mayoría de jóvenes que es retenida, controlada y contenida por unas “fuerzas del orden” tri-nacionales (Alemania que participa con mil soldados, Suiza presente a regañadientes y sólo por ser vecina y Francia, país anfitrión.

Los organizadores de la reunión quieren evitar los problemas del pasado. Hace dos años en Génova, la multitud “globalifóbica” que alcanzó la cifra de 200 000 manifestantes, los alter mundialistas, se enfrentaron con violencia a la policía italiana. Se dio la represión. Hubo un muerto. El año siguiente, en el 2002, el G-8 fue a refugiarse a un sitio aislado e inaccesible de las Rocallosas canadienses. Ahora, en Francia, un ejército de policías y de soldados armados hasta los dientes con apoyo logístico nunca visto, incluyendo aviones de caza, helicópteros, tanques, sin faltar los perros anti-manifestación y un efectivo de diez mil elementos, han puesto a Evián en verdadero estado de sitio. En círculos concéntricos se han establecido cuatro perímetros de seguridad que cubren la superficie íntegra del Lago Leman. Desde Ginebra hasta Lausana, cubriendo todos los puntos fronterizos, la mayoría de los cuales se han cerrado, hay vigilancia especial y desde hace semanas el lugar de la cumbre, Evián, particularmente el Hotel Royal, ha estado sujeto a un acceso absolutamente restringido para evitar infiltraciones.

Las reseñas periodísticas dan cuenta del miedo que se apoderó de Ginebra, ciudad normalmente muy activa y vital. Sus habitantes optaron por seguir las recomendaciones de las autoridades de tomar sus vacaciones en torno a estos días de la reunión y han dejado la ciudad con un aspecto de abandono total. Comercios con las cortinas abajo. Aparadores vacíos. Bancos cerrados. Oficinas desiertas. Vientos de pánico. Parece increíble. Desde hace tres semanas se habla de manifestaciones multitudinarias. Se ha mencionado la cifra de los 300 000 participantes que espera la policía local y para contener a los cuales se ha venido preparando. Más vale prevenir que lamentar, dicen los responsables de mantener el orden, quienes realmente ignoran la intensidad del movimiento y el número de los alter mundialistas que vendrán en caravana a manifestarse al barrio donde se encuentran localizadas las oficinas de varias instituciones internacionales entre las que destaca como blanco prioritario de las marchas de protesta, la de la Organización Mundial para el Comercio (OMC).

Se dice que una lista con más de 300 nombres de anarquistas identificados por su actitud violenta y que han participado ya en anti-cumbres previas ha sido circulada y las instrucciones giradas a los puntos fronterizos abiertos para evitar que tales personas entren a Suiza. En Lausana, por ejemplo, ciudad donde se alojarán los doce jefes de estado de los países emergentes invitados, la policía ha prohibido el uso de máscaras, capuchas y pasa-montaña, como reacción a la negativa de muchos grupos de anarquistas de actuar en el sentido de la petición de las autoridades suizas de hacer convocatorias abiertas a los miembros de sus grupos en contra de la violencia. A los comercios se les han girado instrucciones concretas para que no se muestre en sus aparadores nada que pueda ser identificado como objeto de lujo, representativo del gran capital o que tenga vínculos ostensibles con los países anglo sajones. En fin, verdadero ambiente de miedo.

Y, ¿quiénes son estos mentecatos, desordenados, agresivos, anarquistas, encapuchados, temibles granujas, de los que tenemos que protegernos? En su inmensa mayoría jóvenes de entre 18 y 30 años de edad, venidos de los cuatro confines de la “vieja” Europa y algunos de allende el Atlántico y el Mediterráneo, en toda suerte de vehículos públicos y privados, para sostener cerca de los poderosos reunidos en Evián, un punto de vista alterno respecto del mundo al que se aspira. Rechazan el gobierno mundial de los más ricos. Vienen aquí, la mayor parte de ellos estudiantes muy cerca ya de las fechas de sus exámenes finales en el ciclo escolar que está a punto de concluir, dentro del calendario escolar europeo, a hacerse oír. Quieren denunciar, aprovechando la presencia de los líderes de los países poderosos, las desigualdades y las injusticias del sistema económico mundial. Quieren ofrecer alternativa. Quieren saber de alternativa. Aspiran a la democracia radical. Son los soñadores de siempre. Son miles. Cientos de miles aquí. Representantes de los “millones” frente a los 8. Son ellos, nosotros mismos, ayer. Ayer hace 25 años para los de mi generación.

Están aquí en tiendas de campaña o durmiendo a cielo abierto, aprovechando la onda cálida que invade Europa occidental en estos días. Beneficiándose de los 28 grados centígrados con que natura ha querido obsequiarles en apoyo a su causa. Se reúnen para dormir en pequeñas comunidades en torno al aeropuerto de Anemass, cerca de Ginebra, donde las autoridades acondicionaron grandes explanadas para darles acogida. Algunos se fueron a los bosques cercanos estableciendo “villas” efímeras con nombres sugestivos: Pueblo Intergaláctico, se llama uno. Pueblo Anticapitalista, otro. Y en cada uno la energía acumulada suficiente para activar las armas más destructivas o para impulsar el cambio, la transformación hacia una sociedad más justa. Ahí están los líderes del mañana.

Nuestro mensaje es uno, parecen decir a coro, “la democracia que ha servido para elegir a los 8, no debe ser la democracia que autorice las guerras, ni la injusticia, ni la desigualdad, ni el hambre, ni la muerte de millones, incapaces de curar su enfermedad de siempre: la miseria”



*Nota. El G-8, Club de los países más industrializados, está integrado por los Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Japón, Italia, Alemania, Francia y Rusia, siendo esta última en su circunstancia actual la que menos atiende a los criterios de alto desarrollo industrial y poderío económico con que los ocho se han querido unir en un grupo de análisis y reflexión para revisar anualmente la coyuntura económica del orbe. Ya me han señalado que en mi anterior entrega a Por Esto! escribí que España era parte integrante de este grupo. Esto es incorrecto y fue un error de mi parte. Para la reunión que inicia hoy, por iniciativa del presidente de Francia, Jacques Chirac, en quien recae por esta ocasión la coordinación de la cumbre, fueron invitados trece países del sur, de los llamados emergentes, entre los cuales México, Brasil, China y la India. El presidente de Argelia, uno de los trece invitados, no pudo asistir por la situación que afronta su país después de los recientes sismos que lo afectaron. Por ello, en este caso, el G-8, será por una vez el G-20, mucho más representativo, ya no sólo del poderío industrial del mundo sino de su población y de la riqueza generada por la humanidad. En efecto entre los 20 países que hoy se reúnen en Evián se cuenta el 80% de la población mundial así como el 80% de los intercambios comerciales del mundo y el mismo porcentaje aproximadamente del producto bruto de la economía del orbe.

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